Bueno, la crónica de esta prueba
en una sola frase podría ser algo así como: Corrí sin parar y fui competitivo
durante casi 90 kms y sufrí mucho durante 14 kms. Más o menos así fue mi
carrera.
Me apunte a esta carrera por dos
motivos: el primero por hacer un “súper test” de cara a la CSP 118 de
Penyagolosa y el segundo, por correr junto a mi gran amigo y maestro en estas
pruebas, Jose Manuel Domenech “Pez”. Su intención era correr fuerte en esta
prueba de cara a su gran cita en la Western States 100. Decidí que le seguiría
hasta donde pudiera.
Félix y Jose Manuel me recogieron
en casa y llegamos a Elche con tiempo de sobra para el ritual pre-carrera:
recogida de dorsales, saludos a conocidos, cafetito, preparar todo el equipo,
etc. Ambiente mucho mas “pro” del que me esperaba; parece que una prueba que
nació como una marcha no competitiva ha derivado en una competición pura y dura
con todo lo que ello conlleva.
Últimos minutos y ¡salida! Y qué
salida….primer km en menos de 4´30´´……¿esto es una carrera de 104 kms? Vamos
muy, muy delante, sobre los 30 primeros. Poco a poco el ritmo se estabiliza y
vamos encontrando nuestro “ritmo crucero”.
Primera subida larga del día, y
corremos todo lo que podemos, andando tan solo en la última parte de la misma,
estrecha y más o menos técnica. Coronamos en la antena y rápidamente, sin
perder ni un segundo, para abajo, buscando el primer avituallamiento. Pasamos
por el mismo rápidamente y seguimos corriendo. Mucha pista, algo de asfalto y
un terreno que tiene su encanto, aunque a algunos le puede parecer seco y árido.
Supongo que hay que ser de por aquí para entenderlo; es nuestro terreno.
Y, casi sin querer y con muy
buenas sensaciones, llegamos al km 30, punto del primer avituallamiento grande
del día. Esta situado en el polígono industrial y la verdad es que hay un gran
ambiente. Es una gozada llegar allí entre los ánimos de un montón de gente.
Gracias a todos. Paramos a comer y “chequeamos” nuestro estado. Me siento muy
bien y estoy disfrutando un montón. Pez está muy fuerte y con ganas de hacer
una gran carrera. Félix tiene algún problemilla y decide ir “a su bola”,
levantar un poco el pie del acelerador. Un tipo como el ya sabe cuando hay que
apretar y cuando aflojar y buscar las buenas sensaciones en tu interior y,
posiblemente, en soledad.
Seguimos muy fuertes, camino de
del km 40. Vamos pasando gente que empieza a ir tocada por los kms y por el
calor, que ya es considerable a estas horas. Llegamos a Arenales, uno de los
puntos más bonitos del recorrido, pasando por la orilla de la playa. El paso
por la playa y el posterior tramo por el paseo de Arenales me resultan el
primer punto especialmente duro de la carrera y empiezo a tirar de “coco” para
mantener un ritmo que, hasta ese momento, me había resultado fácil.
De camino al avituallamiento del
km 50, es un tramo duro y donde, a veces Jose Manuel (la mayoría), a veces yo,
vamos marcando el ritmo. La carrera empieza ahora.
Km 50. En el avituallamiento de
este punto nos encontramos a Joserra, nuestro hermano triatleta de los viejos
tiempos…..una gran alegría. Comemos bien, nos tomamos una birra y, con los ánimos
de Joserra a nuestras espaldas, salimos corriendo dispuestos a afrontar uno de
los tramos más duros del recorrido.
Los siguientes 18-20 kms fueron
especialmente duros. Casi setenta kms en las patas, sin parar de correr durante
los mismos, siempre a buen ritmo, van haciendo mella. Pez tiene algún
problemilla y a ratos me adelanto unos metros, pero se conoce muy bien y sabe
gestionar los momentos duros como nadie. ¡Cuánto aprendí ayer a su lado! No te
lo imaginas, Maestro.
Aguantamos bien y, a pesar de los
lógicos momentos de sufrimiento, los kms siguen cayendo a buen ritmo. En el km
70, en el avituallamiento, nos llevamos la gran decepción de no encontrar cerveza
ni coca cola….Una pena, veníamos soñando con ello.
Salimos del avituallamiento y encaráramos
una parte de la prueba con más desnivel positivo pero mucho más entretenida.
Corremos fácil (lo fácil que se puede correr a estas alturas) y seguimos pasando
corredores. Nos cantan que vamos entre los veinte primeros. Perfecto; estamos
haciendo una gran carrera. Sufrimos felices, hombro a hombro y haciendo lo que
nos gusta. Esto nos impulsa….vamos ¡
Avituallamiento km 80. Mi barriga
está empezando a quejarse y me cuesta cada vez mas comer lo que se que debo
comer. De momento nada alarmante pero…
Vamos tocados, por supuesto, pero
nada fuera de lo normal a estas alturas. Va cayendo la noche y es hora de sacar
el frontal y afrontar una zona complicada. Después de un sube-baja por una
pista ancha, se encara la última subida dura del día. Voy bien de fuerzas y la
barriga aguanta. La última subida resulta dura; se trata de una pista de
cemento con bastante porcentaje, pero intento no pasarme y subo relativamente cómodo
(todo lo cómodo que se puede ir después de 10 hs de carrera…). Coronamos y a
bajar por un sendero más o menos técnico, con mucha piedra suelta.
Y aquí, en una zona de bajada,
con la meta ya cerca (km 88-89 más o menos), con buenas sensaciones y fuerza
hasta ese momento, explote. Y además, fue una explosión en toda regla. En cuestión
de minutos pase de encontrarme bien a apenas poder bajar y tener que pararme
varias veces a tomar un respiro. Nunca había tenido esta sensación de “vacio”
tan repentina. Brutal. No me podía creer que hace diez minutos me encontrara
bien y ahora fuera un zombie en toda regla….
Jose Manuel me paso a mitad de
bajada, se paro e intento quedarse conmigo, pero le dije que tirara para
delante. Teníamos muy claro cual era el planteamiento y debía seguir con la
gran carrera que estaba haciendo.
A duras penas llegue al
avituallamiento del km 90. Me senté, me tome una manzana y dos vasos de coca
cola, que parecía ser lo único que admitía mi estomago (….parecía; unos kms después
vería que no era así) y respire hondo durante unos minutos. Me tranquilice y pensé
que la meta estaba cerca y que ese mal momento podía pasar tal como había llegado.
Al salir de este ultimo
avituallamiento, me pareció estar un poco recuperado y con fuerzas para volver
a correr. Así lo hice en todas las zonas donde pude, pero a menos de 5 kms para
meta, mi estomago dijo basta y tuve que parar y vomitar un par de veces. En
estos últimos kms me pasaron 8 corredores y fui incapaz de intentar seguirles;
a estas alturas mi único objetivo era acabar. Y así, muy tocado pero con determinación
de llegar después de un gran día, subí los últimos escalones que te dejaban a
pie de meta y, corriendo, por supuesto, la cruce en un tiempo de 12hs 33´en el
puesto 31, de entre aproximadamente 800 participantes. Allí estaba esperándome para
darme un gran abrazo mi amigo Jose Manuel, que había acabado una media hora
antes con una gran clasificación, el 20 de la general. Espero llegar algún día
a saber afrontar este tipo de pruebas como él.
Al acabar la carrera, la verdad
es que me encontraba bastante mal y de
hecho el viaje de vuelta fue todo un numerito, del cual voy a obviar los
detalles…..Menos mal que Pez me abasteció de bolsas de plástico para el viaje……Gracias
una vez más por todo, amigo. Fuiste mi Ángel de la Guarda todo el día.
En fin; magnifica experiencia y
muy contento, a pesar de la tremenda “pájara” del final. Supongo que en estas
carreras es parte del juego y hay que aprender a gestionar estos momentos. Por
lo demás, todo muy positivo. Corrí 90 kms sin parar, algo que jamás había hecho
y supe sobreponerme y no entrar “en pánico” pese a encontrarme muy mal en la última
parte de la carrera. Gran aprendizaje en esta Transilicitana 2016. Ahora, a por
la CSP 118……