
Un libro que en sus primeras paginas incluye frases como las siguientes, promete ser muy interesante:
Veinte semanas.
Veinte semanas para soñar.
Veinte semanas para prepararme.
Veinte semanas de dudas, una vez mas. De no saber si estare alli porque la vida, a veces, es muy puta. De no saber si yo tendre lo que hay que tener para estar alli: motivacion, ilusion, capacidad de sacrificio.
Veinte semanas luchando contra mi pereza, mis dolores, mis obligaciones, mi improvisacion, mi indecision.
Veinte semanas para, cuatro años despues, volver a aquellos arrozales del Delta del Ebro.
¿Qué me esperara alli en esta ocasión? ¿Calor? ¿Viento? ¿Lluvia? Cualquier cosa es posible, lo se, ya lo he vivido. Siempre me han hecho sufrir esas tierras. Y, a pesar de todo, quiero volver a estar alli dentro de veinte semanas. Asumo el riesgo con una sonrisa en los labios. Quiero volver porque es un sitio especial para mi. Me trae recuerdos de amigos, de reencuentros, de buenos y malos ratos.
En aquellos arrozales he pasado calor sofocante, he luchado contra un viento que nunca antes habia conocido, he pasado frio bajo la lluvia, he corrido, he caminado, he vomitado, he llorado, he reido, he vuelto a ser triatleta, he vuelto a ser finisher, he creido que nunca mas seria finisher,he….
Este lunes empieza mi cuenta atrás. Mis veinte semanas de camino.
L´Ampolla es mi sitio. Me siento como en casa. Es alli donde quiero volver a ser Finisher.
Echo de menos correr un Ironman.
Hace ya más de dos años que no corro ninguno. Desde que cruce la línea de meta de Embrun 2009, no he vuelto a hacer ningún 3,8/180/42. Y lo echo de menos, la verdad.
Ahora que me planteo nuevamente correr uno, me gustaría volver a tener el objetivo que tenía cuando corrí el primero: acabar, cruzar la línea de meta, ser "finisher" nuevamente. Nada más. Y nada menos.
Soy veterano en esto del Ironman, más por años desde que debute en mi primer Ironman (1997), que por el número de veces que me he enfrentado a esta distancia (9). Pero a pesar de esta veteranía, pienso sinceramente que aun no he "aprendido" a correr esta prueba. En todos los Ironman que he corrido, ha habido un momento en que he perdido el control de la carrera y la carrera ha empezado a controlarme a mí, por decirlo de alguna manera. Y cuando el Ironman te domina, normalmente te hace pasar un mal rato. Un largo mal rato. A mí me ha dado duro unas cuantas veces...Sobre todo cuando lo he desafiado justito de entrenamiento.
Pero también en estas ocasiones es cuando más podemos aprender sobre esta carrera...
Pero me gustaría volver a hablar sobre objetivos.
Repito que mi objetivo en cada Ironman que he corrido ha sido, siempre, terminarlo. El entrenamiento (el físico, el mental, el "invisible"), nos pondrá a cada uno en nuestro sitio y nos otorgara un tiempo final más o menos rápido y una clasificación más o menos brillante. Pero, insisto, siempre (al menos en mi caso), el objetivo será cruzar la línea de meta.
Esto no es una falta de sana ambición. Soy tan competitivo como el que mas (el que diga que no lo es miente) y me gusta hacerlo lo mejor posible, pero una carrera como un Ironman me merece mucho respeto.
Sinceramente y sin ánimo de ofender a nadie, ni tampoco de dar consejos a nadie (Dios me libre de dar consejos...), no entiendo a muchos triatletas que se "acercan" al Ironman con esa falta de humildad que muchos demuestran hoy en día. Yo tarde siete años en sentirme preparado (física, mental, moral y técnicamente) para enfrentarme a uno. No estoy diciendo que haya que estar siete años haciendo triatlones antes de correr un Ironman; eran otros tiempos y fue mi camino, ni mejor ni peor que cualquier otro. Conozco muchos triatletas que han terminado un Ironman sin antes haber corrido ningún triatlón y lo han hecho con una madurez, preparación y rendimiento que ya quisiera para mí. Pero también conozco a muchos que, aun siendo finishers, están muy lejos de aquel triatleta completo, preparado en todos los sentidos, que siempre pensé que debería ser un atleta-ironman...Pero, como he dicho muchas veces, cada cual "enfoca" este deporte de una manera y cada una de ellas es tan válida y respetable como las demás. Otra cosa es lo que yo piense, o lo que me guste o no.
Por eso, ahora que vuelvo a tener ilusión por ser finisher, no quiero volver a caer en el error de mirar el crono, de hacer cálculos, de pensar en tiempos. Quiero acabar. Si he hecho las cosas bien, tendré mi recompensa. Si no he cumplido, Mr. ironman me lo hará pagar. No tengo ninguna duda.
Echo de menos la incertidumbre que se siente antes de empezar ¿Seré capaz de terminar? ¿Estaré suficientemente preparado? No quiero perder nunca esa sensación. Estoy esperando ese momento, en el kilometro 25 o 26 del maratón, en que empiezas a dudar, a creer que vas peor que nadie. Ese momento en que el dolor y la falta de energía te impide pensar con claridad, en que tu mente empieza a jugarte malas pasadas, en que oyes esa vocecilla diciéndote: "venga ya, tío, déjalo, que necesidad tienes de sufrir de esta manera, abandona...". Estoy esperando ese momento. Para mí, es el momento mágico del Ironman.
El desenlace de ese momento, de todo ese día, depende de ti. Depende de mí.
Espero seguir entrenando. Espero que la vida no me ponga ninguna zancadilla. Espero no ponérmela yo mismo. Espero estar en la línea de salida de algún Ironman (me gusta llamarlo así, aunque no sean "de marca"). Espero superar ese momento mágico al que me refería con la cabeza alta, sin aflojar el ritmo. Espero ser, nuevamente, Finisher.
En este largo fin de semana que empieza, se celebra uno de los triatlones de larga distancia mas miticos, el Embrunman.
La dureza de su recorrido ha sido un reto para muchos triatletas a lo largo de sus casi tres decadas de historia (este año se celebra la 28 ª edición).
Recuerdo hace muchos, muchos años, leer las crónicas de Antonio Alix en Bicisport, ver la foto de un jovencísimo Carlos Ramírez acabando su primer Embrun y soñar con estar alli algun dia y ser capaz de enfrentarme a semejante reto.
En 2009 lo hice y, aunque consegui terminar la prueba, me quede con un regusto amargo y con la sensación de que el Embrunman me habia vencido; me habia dado duro...pero esa es otra historia.
Embrun me dejo con la sensación de ser una prueba distinta, especial, pura. Quiza sea un romántico, pero en Embrun aun se puede respirar el espiritu de aquellos primeros triatlones de larga distancia, donde solo unos pocos estaban pendientes del tiempo final y donde la gran mayoria solo aspiraban a cruzar la linea de meta. Eso le confiere un carácter muy especial, difícil de encontrar hoy en dia (al menos esa es mi sensación...puede que solo sea eso, una sensación personal).
Su magica natación. Su espectacular recorrido ciclista (y aquí la palabra ciclista adquiere todo su significado, sin duda). Su durísimo maratón (la gran trampa de Embrun). Su modesta pero suficiente organización. Embrun es distinto a cualquier Ironman que haya corrido.
Se que volvere; espero que pronto.
Mientras tanto, toda la suerte del mundo para l@s valientes que estaran alli el proximo lunes; especialmente para Pasqui, que debuta alli después de haber estado como espectador el año pasado y volver enamorado de Embrun.VERGUENZA
¿Qué coño pasa en este mundo en el que vivimos?
Hoy hace 20 años que corri mi primer triatlón y llevaba tiempo dándole vueltas a algun post sobre estos veinte años. Pero hoy, en el telediario de la mañana, he vuelto a ver (otra vez) esas imágenes de niños muriendo sin que hagamos NADA al respecto.
No puedo escribir sobre triatlón.
Hoy todos deberíamos escribir sobre hambre, sufrimiento y verguenza.
Yo tampoco hago nada. Yo tambien miro hacia otro lado. Yo tambien cambio de canal.
VERGUENZA.